Me pide Federico Arreola que publique este e-mail:
Te agradezco la lección de Internet que me diste, eres un experto. No puedo responderte a detalle porque ahora tengo que atender problemas mayores. Ya sabrás de ellos, muy pronto sin lugar a dudas. Despídeme afectuosamente de todos tus lectores, por favor, es decir, te suplico que publiques esta última carta que te mando. Saludos muy cordiales,
Federico Arreola
No dice Arreola que problemas son estos, pero espero que NO sean relacionados con la columna que publica hoy en Milenio Diario donde dice:
Tenemos que actuar con gran responsabilidad todos los participantes en esta campaña, empezando por el precandidato, pero sobre todo debemos hacerlo quienes trabajamos cerca de este político que ha probado ser un fenómeno de popularidad. Tendremos que ser críticos, buscar los errores, decirnos todos los días —particularmente decirle a Andrés Manuel— que no somos superiores a nadie, que nada se ha logrado, que lo realmente complicado aparecerá en cuanto empiece a operar el nuevo gobierno, al que ojalá sólo lleguen los más honestos y los menos vanidosos.
Pero qué difícil será evitar la vanidad con estos resultados. Hay que rogar para que nadie pierda la cabeza entre quienes van a acompañar a AMLO en el nuevo gobierno, y muy en especial para que no la pierda el propio López Obrador, quien hasta ahora ha resistido sin marearse la abundancia de vacas gordas.
Me parece muy bien que Arreola esté teniendo auto-crítica (aunque no hable de casos especficos) ya que eso es precisamente lo que hace la diferencia entre los gobiernos PRIANistas y el proyecto de AMLO: la capacidad para escuchar cuando todas las voces le dicen que está cometiendo un error y la disposición para corregir el error.
Eso nadamás es suficiente para augurarle un muy buen gobierno al peje. Por que lo que quiere la gente no es un mesías sino alguien que de verdad atienda al pueblo y no nomás a los intereses económicos de los grandes capitales y los caprichos de Washington, como ha sido el caso del PRIAN y sus gobiernos neoliberales.
Una excelente razón para votar por el peje en el 2006.
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