Opinión México
La cultura y la pistola de Millán Astray.
Por: Julio Pomar .
(especial para ARGENPRESS.info).
(Fecha publicación:22/12/2006).
Las tareas de la cultura no pueden ser minimizadas a sólo un mezquino asunto de partido. Como en casi ningún otro asunto de la vida nacional, las tareas y obligaciones de la cultura son de todos, pero también, inevitablemente, son cuestión de ideología y enfoque.
Para la derecha en sus diversas corrientes, la cultura ha sido y es o debe ser sólo un elemento de dominación de los más por los menos.
En cambio, para las izquierdas --salvo los excesos mezquinos, que no faltan-- la cultura es un instrumento de emancipación moral, intelectual y social, así como de coordinación humana (según lo quería Gramsci, ese gran italiano).
De ahí que se haya suscitado en estos días fieramente, con motivos presupuestales, el debate en torno a la cultura en el Congreso.
Una caterva de irritados y atolondrados opinantes se ha puesto a ningunear a quienes defienden la cultura y a sus principales instrumentos de acción --la educación pública y las universidades también públicas-- y la quieran reducir a la nada con un miserable recurso rentable del costo-beneficio empresarial.
Comenzó a expresarlo el ultraderechista teco y yunquista, el diputado panista, presidente de la Comisión de Presupuesto de la cámara en la que cobra jugosas dietas, de nombre Raúl Alejandro Padilla Orozco, quien en medio de incoherencias verbales propias de un cretino (retrasado mental, con perdón de éstos que son enfermos mentales, no ideológicos), alcanzó a balbucir torpemente que las universidades públicas deben esperar recursos del Estado, o sea, del erario al que aportamos todos los contribuyentes, sólo a cambio de “eficacia” en los estudios de sus alumnos, mediante previa evaluación.
Con sujetos como Padilla Orozco, que apenas saben expresarse y dicen mentiras crasas, es imposible que se pudieran tener “evaluaciones” certeras incluso en la línea de sus fobias o de sus filias.
Pero a este espécimen del Yunque lo han seguido, por vía Internet una serie de opinantes, como una señora Tere Quezada, que se glorían de la gran educación universitaria estadounidense, con sus campus con verde y cuidado pasto, y despotrican sin ton ni son contra nuestras casas de educación de alto nivel, acaso porque nunca se asomaron a ninguna de estas, o si lo hicieron pasaron de noche, y se amparan en una supuesta “visión ciudadana” de la educación y la cultura, que no es sino la prosaica percepción del mismo yunquista Padilla Orozco.
Lo que en realidad quieren estos alebrestados opinantes es que se cierren la UNAM y otras instituciones de alta cultura y se establezca el dominio total en nuestro quehacer cultural de los “institutos patrulla” privados, que se dicen a sí mismos universidades, que sirvan las casas de estudio nada más para preparar a sirvientes del capital que vean sólo por su manutención personal, pero por completo ajenos y enemigos de la sentencia bíblica misma de que “la verdad os hará libres”, o a cualquier responsabilidad social o con la nación.
Y es lamentable que personas verdaderamente inteligentes y moralmente sanas, por razones de partido mal asimiladas, caigan en el garlito de esas fiebres extremo-derechistas, las cuales sudan como propias cuando de raíz son ajenas a ellos.
En la discusión parlamentaria sobre los recursos para la educación, en que los diputados tanto perredistas como priístas han doblado a los panistas y han logrado que se asignen más recursos a las universidades públicas, corrigiéndole la plana al inmenso hacendista Carstens y al mismo presidente de facto Calderón, ha “insurgido” toda esta morralla opinativa a gritonear contra la que ellos consideran fábricas de fracasados y demagogos, que sólo merecen el menosprecio de los “verdaderamente” inteligentes.
Ya nada más les falta expresar, con el fascista-falangista Millán Astray, que cuando escuchaba la palabra cultura, sacaba de inmediato la pistola, a quien denunciara en su momento don Miguel de Unamuno, a la sazón rector (decano) de la Universidad de Salamanca.
Por fortuna los gozques mexicanos émulos de Millán Astray o de Padilla Orozco no usan pistola, que si no ya la hubieran sacado, aunque es evidente que quisieran hacerlo si pudieran.
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viernes, diciembre 22, 2006
JULIO POMAR.
Publicadas por Armando Garcia Medina a la/s 4:14 p.m.
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