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viernes, diciembre 30, 2005

COMO PUEDE GANAR EL PEJE SIN LA TELE

Epigmenio Ibarra publica el día de hoy en Milenio Diario la tercera parte de una serie de columnas en las que argumenta que sí es posible que el peje gane las elecciones sin recurrir a los medios de comunicación masiva tradicionales, tales como la televisión. Vale la pena leer su columna. Dice Epigmenio:

Con la lógica del comercio, que no de la democracia, los electores se rigen pues por la percepción y ésta se crea gracias a la saturación de mensajes publicitarios. Por eso, en sistemas como el nuestro, donde el dinero y los medios, principalmente la tv y la radio, se han apropiado de la democracia, terminan ganando las elecciones fantoches, falsos profetas que aseguran que “hoy, hoy” viene el cambio o candidatos que esconden sus pretensiones de restauración del antiguo régimen promoviendo el discurso del miedo. Ganan simplemente porque tienen más plata y tienen más plata porque se han vendido al mejor postor.

AMLO puede ganar estas elecciones, puede hacerlo sin recurrir a los esquemas tradicionales de mercadotecnia política, puede hacerlo incluso sin hacer uso tradicional de la televisión. Es más, es ésta su única posibilidad real de victoria. Si en su equipo tratan de venderlo como un producto más, van a fracasar. Si, por el contrario, piensan que sólo el discurso agitativo tradicional y las masas que llenen las calles y las plazas le abrirán el camino a la Presidencia también serán derrotados.

No tiene AMLO el cinismo, la talla, ni las condiciones de producto comercial que hicieron a Fox ganar en 2000. Tampoco parece haber en su discurso esos elementos distintivos de la chispa insurrecccional que prende a las multitudes pero que suele tener en elecciones efectos contraproducentes; conmueven al elector en el mitin pero lo hacen votar con miedo en sentido contrario.

Con un brutal desparpajo, en la liquidación de lo que quedaba de majestad de la institución presidencial y una palmaria traición al sistema democrático que dice haber inaugurado, Vicente Fox se ha embarcado en una ofensiva publicitaria sin tregua para frenar a López Obrador. Lo acusa de populista pero lanza, a la manera de Salinas de Gortari, programas sociales de alto impacto. Despilfarra, sin que ningún órgano electoral lo fiscalice, miles de millones de pesos en campañas que copan los mejores tiempos en los medios masivos. Sabe que es todavía un producto que vende y quiere o transferir ese poder de venta al candidato de su partido o bien vendérselo a buen precio a Roberto Madrazo.

Pero más allá de los índices de aceptación que mantiene Vicente Fox (el primer Presidente blindado, aún de sus propias pendejadas, de la historia de México), del poder clientelar intacto del PRI, de la ofensiva del EZLN contra el circo electoral, el más poderoso adversario al que debe enfrentar López Obrador es el deterioro profundo de la política, la convicción generalizada —y afirmada por las insulsas campañas promovidas por el IFE— de que votar es un trámite inocuo. Hoy que los votos cuentan y se cuentan no existe en el electorado la convicción, la certeza de que cruzando una boleta puede cambiarse la historia del país.

Sólo si López Obrador convence a la gente de que votar es un acto de heroísmo con perspectivas, de que el cambio que promete no sólo es urgente, necesario y posible sino de que habrá, además, de mejorar la situación concreta, personal de los votantes y arma así una insurrección cívica. Sólo si inyecta frescura, verdad, imaginación a su discurso, podrá ganar. “De escultores —decía Miguel de Unamuno— y no de sastres es la tarea”.

Aquí hay que hacer notar una cosa muy importante. Los tres candidatos se han mantenido en la repetición de sus discursos en TODOS los medios en los que han participado. De los tres candidatos, el que tiene el mensaje que más le llega al pueblo es el peje; cambio verdadero y no "cosmmético"; por el bien de todos primero los pobres; los PRIANistas son rateros; quitar pensiones a ex-presidentes, etc.

Calderón ha repetido basicamente el discurso neoliberal de siempre: "modernidad"; "globalizacion"; "competitividad"; y su muy sobado cliche de los penaltis y la sub-17.

Madrazo, por su parte, se la pasa cantinfleando, hablando de que no le tiembla la mano contra los machetes, que es muy nacionalista, y quien sabe que mas.

Ninguno de los tres ha variado su discurso. Y yo creo que ninguno de los tres lo va a hacer. PERO, el que tiene aquí la ventaja para modificar ligeramente su discurso es el peje. Y es que si el peje llama a la ciudadania a votar, a traer el cambio verdadero al país y a no dejarse engañar por el PRIAN, ni la "modernidad" de Fecal ni los balbuceos de Madrazo le van a ver el polvo.

Me parece que el peje tiene un discurso bastante convincente si lo comparamos con los discursos de Fecal y de Madrazo. Pero si le hace falta una leve modificacion para que le llegue a la gente que va a comenzar a caer en la apatía cuando estén en su apogeo las campañas a favor del abstencionismo y los linchamientos mediáticos del voto del miedo que invariablemente vemos que emplea el PRIAN cada año electoral.

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