Terremoto institucional.
Emilio Hernandez
El 19 de Septiembre de 1985 definitivamente paso a la historia de México como el día de el desastre más grande que haya vivido el centro del país. En definitiva fueron muchos días de angustia los que siguieron después de aquella mañana en que un terremoto dejo muerte y destrucción en la ciudad principal del país. En el extranjero se decía que la ciudad de México estaba en ruinas, que la región parecía haber sido victima de una cruenta guerra. En el país el panorama resultaba desolador, en medio de la destrucción de proporciones épicas y la incapacidad institucional para accionar un plan de alivio coherente la población parecía destinada a la desolación.
Sin embargo en medio de este panorama aterrador los mexicanos supimos encontrar la salida por el camino de la solidaridad, la solidaridad verdadera, desinteresada, la solidaridad humana. La gente no pregunto que se podría hacer o quien vendría a ayudarnos, simplemente salio de sus casas, se dirigió a la zona de desastre y aporto lo mejor de sus capacidades. Algunos su fuerza física, otros apoyo para los que realizaban el desgastante trabajo de remover escombros, algunos que todavía eran muy jóvenes realizaron tareas de mensajeria y organización de el transito vehicular, hubo quien se dedico a organizar brigadas y también algunos pocos que aportaron la maquinaria necesaria para penetrar los escombros. Todo eso con la nula o mínima participación de el gobierno que a su vez observaba con horror el desastre de cómo la organización solidaria de sus gobernados ponía en evidencia la ineptitud y falta de eficacia de el sistema gobernante.
El gobierno de Miguel De La Madrid llego en su desesperación al absurdo de intentar desarticular el sistema de apoyo ciudadano por la fuerza usando al ejercito. Posteriormente el otro usurpador Carlos Salinas De Gortari sería más eficiente en desvirtuar los valores de la solidaridad, al vender apoyos clientelares a los estratos pobres de la población generando la degeneración del tejido social al condicionar dichos apoyos a criterios de necesidad y buenas relaciones con el régimen. De ese modo Salinas efectivamente contaminó el concepto solidaridad y desorganizó a la sociedad, logrando así finalmente desactivar el peligro que dicha organización representaba.
Sin embargo no debemos olvidar que únicamente la organización solidaria y espontánea del pueblo de México lograron controlar los efectos negativos y mitigar el sufrimiento de el mayor desastre del que yo tenga memoria, EL TERREMOTO DE 1985.
Existe una analogía valida entre lo que sucedió en 1985 y lo que sucede hoy después de el 2 de Julio del 2006. Creo que a nadie le cabe duda de que el fraude electoral tuvo el efecto de un terremoto en la vida institucional de México y en incipiente democracia, sin embargo las similitudes son aun mayores. En el ‘85 fueron las construcciones relativamente nuevas y las del centro de la ciudad las más afectadas, hoy tanto el IFE como el Trife han sido demolidos por el descrédito y el vergonzoso actuar de aquellos que los representan, y una de las instituciones centrales de nuestra vida republicana, la presidencia, ya solo vive en la clandestinidad, acotada de manera efectiva por el pueblo.
Es ahora en esta desolación creada por la elite gobernante cuando los mexicanos debemos actuar nuevamente para salvarnos y salvar a nuestros semejantes. Hoy como en 1985 la esperanza proviene de la gente. Hoy como entonces es la organización espontánea de el pueblo la que nos dará vida. La gran diferencia es que en 1985 luchamos todos contra la fuerza de la naturaleza, esa fuerza irresistible que no reconoce ni perdona a nadie, ahora la lucha es mas simple hasta cierto punto, hoy solo es un grupo de hombres que se sienten con irresistible poder, pero el pueblo de México les enseñara donde reside verdaderamente el poder. Para aquellos que no sepan o por alguna razón no puedan entender la constitución el poder emana de el pueblo y deberá ser para su beneficio, hoy hay que hacer valer esa letra que no esta muerta.
Veo con dolor que existen mexicanos de verdad que consideran que le desastre no es tal, o que no es para tanto, desde mi muy particular opinión una de las brigadas que deben formarse para liberarnos de este desastre es la brigada de la información. A partir de hoy me doy a la tarea de conocer profundamente las evidencias y los motivos de el fraude, también conoceré y divulgare en este espacio los argumentos razonados y razonables de porque el fraude no es tal, o no resulta tan grave y finalmente desmentiré o acotaré dichos argumentos. Todo este ejercicio será publico y con la única finalidad de generar una opción seria para abatir la desinformación en torno al fraude casa por casa, y así convencer al pueblo de México de la necesidad de su ayuda solidaria para reconstruir nuestra vida republicana en 2006 así como lo logramos en 1985.
El 19 de Septiembre de 1985 y el 2 de Julio de 2006 son fechas tristes en la historia de México, pero también son acontecimientos que nos enseñan el valor de la solidaridad y la organización, y nos demuestran como estas acciones nos pueden devolver la esperanza en el futuro con creces.
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