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lunes, septiembre 18, 2006

VAYA CRISIS.

REFORMA.

Roberto Zamarripa.

Trinidad.

Tres presidentes y tres virtualidades. Uno no informa ni grita, otro no puede salir a la calle para trabajar y un tercero pretende despachar desde la calle pero sin atribuciones. Son andamios endebles. Parece bastar un soplido para su desvencijamiento. Vaya crisis.

El Presidente que no grita.
México es un país de rituales, de monumentos y de estatuas. A veces los íconos son el mejor refugio donde el peso del pasado cubre la ineptitud del presente.El Grito de la Independencia es una de las tradiciones que provoca la mayor unidad nacional. Aunque el ritual de El Grito ha sido desgarrado por la pelea de los políticos que han conducido sus batallas a los territorios sagrados.

La figura del presidente Vicente Fox, acompañado de su esposa y del gobernador de Guanajuato, gritando aprisa en Dolores Hidalgo, porque la lluvia no le deja nada para el lucimiento, es la imagen de una despedida amarga. El Grito es símbolo de fuerza no de debilidad. Se grita para ratificar, para convocar, para ostentar la unidad de los que abajo oyen o de los que por la televisión siguen el ritual en sus casas, bares o restaurantes.

El presidente Fox no pudo gritar en Palacio Nacional porque una sensata negociación política lo impidió. Inventaron la virtualidad de una amenaza para justificar su penosa retirada. No. Fox ya no puede despachar como antes. En su retiro, el ranchero de San Cristóbal recoge los frutos de la ira.

TV Pravda.
Cuando la televisión privada se hace de Estado, o más bien, cuando deja de ser XEW para convertirse en XE-Los Pinos, la simbiosis produce atrocidades. La cadena nacional o la supuesta programación del espectáculo de El Grito que encadena a los canales concesionados no incluyó en su menú la ceremonia patria en el Zócalo capitalino, encabezado por el jefe de Gobierno, el perredista Alejandro Encinas y el secretario de Gobernación, Carlos Abascal.

La estupidez tiene un tamaño similar con aquello de decir que el Presidente no da El Grito en el Balcón de Palacio Nacional porque un grupo violento prepara un atentado en su contra.La política fue mercadotecnia y ahora que no es espectáculo rentable sino conflicto que desacredita, más vale cambiar la programación. Pero la desacertada conclusión de concesionadores y concesionarios lleva a no darse cuenta de que los televidentes fueron acostumbrados prácticamente durante un año a una constante exposición de anuncios políticos, a la vez que se involucraron en las incidencias de una campaña cerrada.

Los televidentes, por encima de cualquier manipulación, también tomaron partido, votaron con mayor conciencia. No puede ensalzarse la elección ciudadana con el retroceso mediático. Los televidentes, a pesar de todo, también cambiaron y muchos no se tragaron la misma píldora.

Presidente que no sale.
Felipe Calderón no puede salir a la calle. Si lo hace es con una extrema vigilancia. Podrá acostumbrarse a vivir así pero sabe lo incómodo e inútil que resulta gobernar atrás de un cristal blindado. Lo dramático del caso es que en el afán de construir sus andamios acude a las peores expresiones de la política. Así, tendrá que aprender a hablar leperadas de corrido para llegar a acuerdos con sus interlocutores.

A Calderón se le abre una extraordinaria oportunidad de renovar clase política, revertir las viejas formas del acuerdo que han estigmatizado al panismo y darle la vuelta a los pactos tradicionales de la política cortoplacista. El asunto es si está dispuesto a esa osadía o ya cambió su diccionario para decirle "precioso" a Marín o a Ulises, "papito" a Gamboa o "mi héroe" a Manuel Espino.

Presidente express.
La Presidencia virtual de Andrés Manuel López Obrador marca el simbolismo de la impotencia colectiva. Aún como símbolos de resistencia, la Presidencia virtual y el gobierno itinerante no dejan de ser formas de confrontación que, para convertirse en éxito, sólo pueden conducir al derrocamiento del contrincante y eso no estaba en los propósitos del movimiento político social lópezobradorista que surgió con propósitos democráticos.

Tres partidos políticos con registro, sindicatos y agrupaciones sociales y miles de ciudadanos decidieron ir por la ruta de la "Presidencia legítima" alterna pero eso parece un engaño.Ese movimiento no apostó por una resistencia duradera sino por un arrebato que durará hasta el 1o. de diciembre. Después de ello ya no habrá dos Presidencias sino una en funciones frente a un movimiento que pierde la oportunidad de reformar al país desde fuera y con imaginación. O gobierna Calderón o gobierna el Peje. Decirlo antes de las decisiones ya conocidas era parte de una disputa institucional. Después del 1o. de diciembre, la reconocida resistencia moral podrá ser confundida con inutilidad política.

Comento: Yo le agregaría, o gobierna el PEJE con el apoyo del pueblo. Y eso es lo que veremos en los próximos meses.

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