Para los que les late la historia (y a los que no para que les vaya gustando), que tiene mucho pero muchisimo que ver con nuestro presente, ahí les dejo esto que publique en mi sitio durante la semana:
1. Consecuencias de la Revolución Mexicana y el período del Maximato
Por Sam García (Revoluciones)
La Revolución Mexicana fue una lucha que tuvo la intención de transformar el sistema político y social que había estado bajo el control del dictador Porfirio Díaz (1830-1915) en dos ocasiones: la primera del 5 de mayo de 1877 al 1 de diciembre de 1880, siendo sucedido por su compadre Manuel González; y por segunda ocasión del 1 de diciembre de 1884 al 25 de mayo de 1911, fecha en que firmó su renuncia. Dicha revolución no tuvo un carácter homogéneo, sino que consistió en una serie de revoluciones y conflictos internos, protagonizados por distintos jefes políticos y militares que se fueron sucediendo en el gobierno mexicano. En sus orígenes, las primeras tentativas revolucionarias, inspiradas por Francisco I. Madero (1873-1913), pretendían el derrocamiento de Díaz, que se había mantenido en el poder durante más de treinta años. Tras el triunfo de los maderistas, la necesaria reconstrucción del país se vio dificultada por las disputas entre las propias facciones revolucionarias, el cambio no se consiguió con éxito.
1.1 La lucha armada ocasionó problemas a la economía mexicana
Después del asesinato de Madero, se dieron nuevas luchas en las que triunfó Venustiano Carranza (1859-1920), quien sería el encargado de promulgar junto al Congreso la constitución de 1917, ello dio lugar a un paso decisivo para la organización del estado posrevolucionario. No obstante, los sectores más radicales de la revolución mantuvieron la lucha hasta 1920, año en el cual Álvaro Obregón llegaría a la capital mexicana con un ejército de más de 40,000 hombres luego de derrocar a Carranza. Obregón se convirtió en el primer presidente electo en concluir su mandato de 1920 a 1924 sin interrupciones luego de las distintas luchas armadas, pero el país aún estaba lejos de la estabilidad.
Durante los conflictos librados hubo una gran cantidad de muertos, se habla de aproximadamente un millón de mexicanos caídos por la revolución. México en lo económico estaba dañado por la continua concentración de la riqueza en unos cuantos, peor aún al padecer las consecuencias de las luchas armadas y la disputa por el poder entre las clases dominantes que seguía sin tregua alguna. Hubo un ingrediente fundamental que fue lo que complicó las cosas en la etapa posrevolucionaria, se trata de la carencia de un proyecto político y de un partido para poder tejer con ello la reconstrucción del país luego del aparente triunfo en la lucha armada. Al respecto Luis Medina Peña dice lo siguiente:
...como en toda revolución triunfante, se había conformado un ejército que se convertía en el principal problema político de la Revolución. De todas las dificultades que nublaban el horizonte de los triunfadores era éste el más apremiante y delicado de resolver.[1]
Para ese momento la gran interrogante en México era ¿qué hacer con el ejército que había conseguido el triunfo político y militar? Y ciertamente el problema hizo que la misma revolución sufriera una extensión después de 1917 cuando se promulga la nueva constitución con Carranza, donde se supondría debió haber quedado concluida la revolución como tal, pero que sin embargo no fueron suficiente las nuevas leyes y reformas para evitar la disputa entre grupos armados de las distintas regiones del país. A lo anterior hay que agregar que el ejército no era un ejército profesional y mucho menos podía considerársele apartidista, por lo cual algo más profundo se tendría que hacer para lograr solucionar está situación en concreto. Mi atención se enfoca a este aspecto del ejército porque la misma economía iba a estar subordinada los siguientes años a las operaciones que desde los mandos militares eran ordenadas o restringidas.
Los jefes militares revolucionarios no se incorporaron al desarrollo capitalista industrial avanzado; en general se confinaron a la especulación como comisionistas o intermediarios, motivados por la ganancia rápida y la necesidad de financiar a sus tropas.[2]
México sufrió en el terreno económico durante esa época y aunque grupos de poder nacionales y extranjeros, aún como dueños del capital, estaban de alguna manera en una posición cómoda dentro del plano político de México, al final dependían de los caudillos en cada una de sus regiones. Lo anterior obligó a que los siguientes años, teniendo a Obregón como iniciador de ello, se enfocaron los esfuerzos en la conformación de un partido político. También para Arnaldo Córdoba la revolución interrumpió un avance surgido desde el porfiriato para la formación del capital:
a principios del porfiriato (1876) se inició el proceso continuado de formación de capital, fundamentalmente con la construcción de ferrocarriles. Desde entonces México emprendió la creación de su infraestructura moderna. Este proceso de desarrollo económico se interrumpió poco antes de la revolución y una parte del acervo de capital fue destruida. La fuerza de trabajo descendió como resultado de las luchas armadas...[3]
Fue así que la Revolución en México dañó su economía más como fenómeno político que por la vía de las armas. Directamente se afectó la infraestructura de los ferrocarriles y a la agricultura por las confiscaciones de granos y ganado. Pero el daño medular sería el que provocó la política monetaria impuesta por los mandos militares en la etapa constitucionalista, es en ese momento que se desarticuló a la banca y las finanzas en general pues todos los frentes de lucha tenían su papel moneda. Lo anterior llevó a una depresión económica generalizada.
1.2 De la lucha armada a la lucha política
México enfrentó además del conflicto armado, problemas para poder mantener estable su mercado, se invirtieron prácticamente todas las fuerzas de la revolución en la disputa por el poder, con la diferencia que a comienzos del siglo XX el movimiento obrero comenzó a proyectarse. Un hecho significativo fue el surgimiento de la CROM en 1918 y en 1919 el Partido Laborista; ahora en la lucha por el poder se notaría cierta participación del pueblo mexicano, principalmente del sector obrero y campesino, que no lograron desde antes con la lucha armada obtener el éxito esperado.
A lo anterior se suma un cambio considerable con la llegada de Obregón a la presidencia, quien desde antes al fungir como secretario de Guerra y Marina en el gobierno preconstitucional de Carranza, hizo modificaciones importantes en el ejército. Con Obregón surgiría la idea de los contrapesos, donde se buscaba que el ejército se profesionalizará pero a la vez se redujera en el número de efectivos sin poner en riesgo al gobierno, Luis Medina apunta que: se trataba de un enfoque más político que militar, más cualitativo que cuantitativo, ya que se buscaba ampliar la base social de apoyo al nuevo régimen mediante un vigoroso reparto de tierras. Entre 1920 y 1934 la reforma agraria no estuvo determinada por razones de justicia social, sino por la pacificación del país y el predominio del grupo sonorense (del grupo de Obregón).[4]
Álvaro Obregón durante su mandato reorganizó la Comisión Nacional Agraria, también mejoró las relaciones con Estados Unidos mediante el Tratado de Bucarelli, creó la Comisión Monetaria, construyó el edificio y reabrió la Secretaría de Educación Pública y auspició el programa cultural del secretario de educación José Vasconcelos Calderón, impulsó las industrias petroleras y de navegación. Pero el obregonismo no logró concluir la tarea que ya había comenzado. Para las elecciones de 1924 Obregón sabía que no podía reelegirse (aunque su reelección se llegó a considerar como la ideal para los mexicanos), por lo cual depositó su fuerza y confianza en Plutarco Elías Calles mismo que gobernó a México de 1924 a 1928. En realidad Obregón seguía gobernando al país, desde las cámaras federales y gobernaturas tuvo mayoría sobre los callistas. Sin embargo, la historia dio un giro inesperado, luego de que Obregón había reformado la Constitución para ser electo de nuevo presidente para el periodo 1928-1934, fue asesinado después que fue electo y en plena celebración en el restaurante “La Bombilla” al sur de la capital mexicana. Las maniobras de Calles significaron un riesgo enorme para México, pero al final resultaron ser acertadas sus acciones: empezó los trabajos para la fundación de un partido de la Revolución, que sería la culminación de su ofensiva política en el sentido del tránsito de la época de caudillos a la de las instituciones... para los años treinta la estrella política de los jefes militares revolucionarios iba en declive. La primera mitad de esa década estaría marcada por una creciente efervescencia social, producto en parte de la Gran Depresión que se inicia en 1929 y que daría lugar a la formación de agrupaciones obreras y campesinas que marcarían profundamente el perfil de la presidencia de Lázaro Cárdenas[5]. Fue en marzo de 1928 que durante el gobierno provisional de Emilio Portes Gil se constituyó el Partido Nacional Revolucionario, logrando con ello neutralizar a la clase política y empezar a tejer condiciones para estabilizar al Estado mexicano.
[1] Medina Peña, Luis. Hacia el Nuevo Estado México 1920-1994. México, FCE, 1994. p. 19
[2] Hernández, Alicia. “Militares y negocios en la Revolución Mexicana”, en Historia Mexicana, México, 1984, p.181
[3] Córdova, Arnaldo. La formación del poder político en México. México, Ediciones ERA, 2007. p. 15.
[4] Medina Peña, Luis. Hacia el Nuevo Estado México 1920-1994. México, FCE, 1994. pp. 40-41. [5] Ibíd., pp. 47-48
La semana que viene sale el siguiente capítulo del tema en turno...
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